¿Mosquitos dando vueltas por tu cocina?
Es desesperante verlos sobrevolar la fruta o posarse en las paredes cuando intentas cocinar. La buena noticia es que bastan un par de productos básicos —que probablemente ya usas para limpiar— para cortarles el circuito de vida en menos de un día.
Empieza por fregar todas las superficies con Detergente Blue Marine 1 L. Diluye una cucharadita (5 ml) en un litro de agua tibia y pasa la mezcla por mesones, cerámica, rejillas del fregadero y el borde del basurero. El tensioactivo arrastra grasa, restos azucarados y microhuevos que el mosquito deja casi invisibles a simple vista. Deja actuar apenas dos minutos y retira con un paño limpio. El detergente no solo desengrasa: al eliminar la película pegajosa, quitas la “alfombra de bienvenida” donde las larvas se desarrollan.
Luego prepara una solución rápida al 20 % con Ácido Acético 1 L: una parte de ácido por cuatro de agua. Pulverízala en paredes, zócalos, juntas de cerámica y cualquier rincón donde veas que se refugian. No hace falta enjuagar salvo en superficies delicadas como mármol o acero pulido; si las tienes, aclara después de diez minutos. El pH bajo del ácido desnaturaliza proteínas y neutraliza los olores fermentados que tanto atraen a estos insectos. El resultado es doble: desinfección profunda y un ambiente poco amistoso para nuevos visitantes.
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¿Quieres reforzar? Mezcla 200 ml de agua tibia, 100 ml de esa misma solución de ácido y tres gotas de Detergente Blue Marine en un cuenco bajo. Deja la trampa cerca del fregadero durante la noche: el aroma ácido los atrae y el detergente rompe la tensión superficial, de modo que caen y se ahogan. Por la mañana solo tendrás que desechar el contenido y enjuagar el recipiente.
Con esta dupla de limpieza + desinfección eliminas huevos, larvas y adultos, y de paso mantienes la cocina impecable. Recuerda secar los paños después de cada uso, guardar la fruta madura en el refrigerador y ventilar un par de minutos al día: son pequeñas rutinas que cierran cualquier puerta que quede abierta a futuros invasores.
En resumen, no necesitas aerosoles tóxicos ni trampas complicadas. Solo un buen detergente, un poco de ácido acético y constancia. Prueba hoy mismo y di, de verdad, “¡chau mosquitos!”.